domingo, 24 de mayo de 2020






Estación de Vallada, Valencia.


Este ferrocarril tiene mucha historia. Fue uno de los primeros que se construyó y se ha ido adaptando a los nuevos tiempos. El último gran cambio: un nuevo trazado desde Játiva hasta La Encina, que dejaba fuera del recorrido a las estaciones de Alcudia de Crespins, Montesa, Vallada y Mogente. Pero los cercanías tenían el final de la línea en Mogente y lo que se hizo fue mantener la vía hasta Alcudia de Crespins y ahí poner un autobús para que los viajeros continuaran hasta Mogente por carretera. Y así ha sucedido durante los últimos diez años. Hasta que hace unos meses se volvió a abrir el tramo hasta Mogente, con vías nuevas, y con vía doble. Incluso, en algunos puntos con un trazado nuevo. Y, por supuesto, con estaciones nuevas. La nueva estación de Vallada es un apeadero que está muy cerca de la antigua. Es un apeadero muy moderno, pero sin ningún interés. Y me temo que en verano será un sitio muy caluroso, porque la da el sol de lleno y es una pequeña construcción acristalada, de esas que si estás dentro te asas de calor. Pero como está abierta, en invierno será frío. Naturalmente no tiene taquilla, ni nada parecido. En los nuevos tiempos uno se tiene que fiar de las máquinas de venta de billetes, de los avisos de megafonía grabados y de las cámaras de vigilancia. Pero sobre todo, tiene que fiarse que el tren cumplirá con sus horarios, porque si no es así, no hay manera de saber qué puñetas está pasando.

Mientras, la vieja estación es reconquistada por la naturaleza. Porque como ya he dicho en otras ocasiones, el territorio abandonado por el hombre es el territorio recuperado por la naturaleza. Y creo que está bien que así sea. ¿O no?



































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