miércoles, 2 de noviembre de 2022

 


El FINAL DEL FINAL. ÚLTIMAS NOTICIAS DEL SANTANDER-MEDITERÁNEO.



¿Cuánto tiempo le queda a la estación de Peñahorada? ¿Y a la de Sotopalacios? He visto caer muros, los últimos muros. He visto como una estación quedaba convertida en un montón de piedras. Y luego viene alguien y quita las piedras y hace una estupenda explanada, y a veces hay un cartel y a veces no hay ni eso. Aunque el cartel tampoco dice mucho: una estación desparecida, nada que importe demasiado. O que parece no importar demasiado, porque a algunos les importa. A la gente del pueblo, por ejemplo, a los que la han visto y la han usado, a esos les importa, tal vez no lo dirán muy a menudo, pero les importa. Porque se va una parte de su vida, se va una parte de sus recuerdos.

"Peligro de derrumbe", me encuentro un montón de estaciones valladas, con el cartelito que te avisa, que te dice que lo que estás viendo tiene fecha de caducidad (como todo), pero en este caso es una fecha que se ha acortado de manera violenta, porque el viento y la nieve y el sol y el calor, y las plantas que trepan por sus paredes y crecen en sus andenes, todo esto va a hacer que la estación desaparezca en unos pocos años, y eso si antes no viene un tractor y le da un palazo y acorta su agonía. El tiempo se ha vuelto de repente frío y lluvioso, un día que por fin es otoñal, porque el verano estaba durando demasiado, pero que le viene de maravilla al ambiente triste y muerto que se respira en estas estaciones, y eso que están llenas de vida vegetal y animal, e incluso, para sorpresa mía (como con la estación de Medina de Pomar) de vida humana. Pero da mucha pena, da mucha pena porque son unas estaciones estupendas, en una ruta de ferrocarril estupenda, y son lo que queda de un gran sueño (¿un sueño demasiado ambicioso?), y un sueño con un reverso de pesadilla (como los presos políticos que trabajaron en el túnel de la Engaña, y todo para que nunca pasara un tren por ahí). En cualquier caso este ferrocarril además de ser el testimonio de una época, era un tren que, en esta parte final de su largo viaje, servía a los habitantes de una zona marginal, una zona alejada, una zona perdida entre las montañas, los paramos y los desfiladeros. 

Hago este recorrido desde Briviesca, donde tengo el hotel. De ahí voy a Poza de la Sal, sigo hasta Oña, Medina de Pomar y Villarcayo y vuelvo por el puerto de la Mazorra y el Páramo de Masa hasta Burgos, para completar el círculo por la vieja nacional (que ya nadie usa) hasta Briviesca. No puedo ver todas las estaciones, y me salto algunas de las que están restauradas, como la de Trespaderne y la de Nofuentes (la de Oña la miro un momento, porque la tengo muy cerca de la carretera, está muy bien restaurada, es muy bonita, y es una suerte que algunas estaciones se salven, que queden, aunque ya no tengan ni vías ni trenes ni señales ni casi nada de lo que tenían antes). 

Con la estación de Moneo me pasa algo inesperado, porque pensaba que estaba abandonada y resulta que la han vendido (sí, vendido, y no alquilado) y que es una casa privada, que no hace falta que diga que está bien cuidada, y de hecho al llegar me encuentro a una señora en la puerta. Pero mayor sorpresa me llevo en la de Medina de Pomar, como ya he dicho, porque resulta que una parte del edificio, que no lo parece pero está dividido en dos partes, está alquilado y resulta que mientras estoy haciendo fotos en el andén se abre una ventana y aparece otra señora. La de Moneo se ve a simple vista que está como nueva, pero la de Medina de Pomar "parece" abandonada, y de hecho hay una parte, la que da al camino de entrada, que está efectivamente abandonada, pero el otro lado está mejor conservado y ahí hay una vivienda, aunque ya digo, a primera vista no lo parece. Hablo un rato con la señora y me cuenta que solo viven allí en verano, y que dentro de muy poco se van a ir y la van a dejar cerrada hasta el siguiente verano. "Ahora que viene el frío", me dice. También me cuenta que un señor quería comprar la estación y no le dejaron, porque "esta estación es la única que no se puede vender". No puedo estar más rato hablando con ella porque tengo que continuar camino, pero me quedo con ganas de saber más cosas.


Estación de Sotopalacios, al poco de salir de Burgos









Estación de Peñahorada, siguiendo hacia el norte, metida en un valle estrecho y oculta entre la vegetación. Si no vas muy atento te pasas el camino de entrada, que está muy escondido.









Estación de Horna-Villarcayo. Suponía que aún no se habían llevado la máquina de vapor, pero nunca se sabe... ¿Qué pasará con ella al final? En cualquier caso el sitio es extraño, no por la máquina ni las pocas vías que quedan (y que no quedan en ningún otro sitio), sino por esas esculturas que hay entre los edificios de la estación. ¿Son parte de un proyecto artístico que no se llegó a terminar? La verdad es que son una sorpresa para mí (otra sorpresa) y tengo que investigar sobre ello. Pero en cualquier caso lo que más me interesa son la estación y la máquina, y me vuelvo muy contento, porque he podido hacer fotos. Hacía muchos años que quería venir hasta aquí, pero me pilla lejos de Valencia, y por eso y por otras cosas que ahora no viene a cuento, la verdad es que hasta ahora no había podido venir. Este fue el final de la línea hasta que se cerró, aunque según he leído en una primera época los trenes continuaban hasta casi la entrada del túnel de la engaña, en Cidad-Dosante, donde se podía enlazar con el tren de vía estrecha de la Robla. Aquello tenía que ser un espectáculo...


















Estación de Medina de Pomar. No, no está totalmente abandonada... Aunque quién lo diría...









 

Estación de Poza de la sal. Además de la estación, hay una caseta ferroviaria en el cruce con la carretera, que más que una caseta parece una estación a menor escala. El sitio es increíblemente hermoso, incluido, por supuesto, el pueblo que está muy cerca y que (¿hace falta que lo diga?) era el pueblo natal de Félix Rodríguez de la Fuente. He visto que le han hecho una estatua, aunque no tuve tiempo de visitarla. Tampoco he tenido tiempo para andar por la vía verde, ni aquí ni en el desfiladero de Oña (la carretera pasa junto a la antigua vía y se ven bien los túneles y el gran puente metálico sobre el río) y es una pena, pero queda pendiente para la próxima visita... (Como por cierto, encontrar la estación de Terminón, que me paso de largo porque no está cerca de la caseta del cruce con la comarcal, como yo pensaba, sino varios kilómetros antes, a mitad camino entre este pueblo y Castellanos de Bureba). No pasa nada por dejar cosas pendientes, así hay una excusa para volver...











Caseta de Poza de la Sal y caseta de Terminón. 









martes, 1 de noviembre de 2022

            




VÍA VERDE DE TARAZONICA


De camino a Burgos salgo de la autopista por Tudela y voy hasta Cascante. No llego a Tarazona porque esta ciudad y esta estación (restaurada y recuperada como centro cultural) ya la conozco. Pero siempre he ido a Tarazona viniendo desde Cariñena y no desde Tudela, así que voy a hacer un trozo de lo que no conozco. La de Malón la dejo para otra ocasión, porque voy mal de tiempo y tengo que seguir hasta Burgos, que aún son unas cuantas horas más de coche (y desde Valencia ya llevo un buen rato...). Y lo mismo la de Tulebras, que según he visto en internet está habitada y por lo visto forma parte o tiene algo que ver (no me ha quedado claro) con el monasterio que tiene justo al lado. De manera que solo hago dos paradas: Cascante y Murchante, y luego vuelvo a la autopista. Las estaciones en teoría son fáciles de encontrar porque antigua vía sigue la carretera, pero luego el camino de entrada está difícil de ver si vas rápido y cuando lo ves ya te lo has pasado. 

Eso me pasa con Murchante y por eso primero visito la siguiente subiendo hacia Tarazona (bueno, lo de "subiendo" es cierto, porque muy poco a poco vamos ganando altura, pero el valle es tan llano y largo que ni se nota que estamos subiendo, el tren podía ir recto y rápido, no hay ríos ni barrancos ni colinas ni nada que lo frene) que es la de Cascante. Pensaba que estaba abandonada pero me la encuentro en obras, con lo que parece una reconversión a casa privada. De hecho, en el balcón veo ropa tendida y una furgoneta en la puerta. A veces veo a los dueños o los que viven allí y les pregunto (normalmente las tienen en alquiler, pero a veces la estación se vende). Tal como son las obras parece más una casa particular que un albergue o un edificio público, pero no hay nadie a quien preguntar. Así que hago unas pocas fotos y me voy de vuelta hacia Tudela, aunque esta vez no me paso el camino de entrada a la estación de Murchante porque voy con más cuidado. Es un camino de piedras bastante malo, pero cortito. La estación se ve desde la carretera aunque queda un poco lejos del pueblo (que es lo que me ha despistado hace un rato). Es un sitio estupendo para hacer fotos, una estación que no está vallada y que no parece demasiado peligrosa (en principio, no te puedes fiar) si te quieres meter dentro. De hecho, está muy limpia por dentro, con los inevitables grafitis pero sin escombros ni nada parecido. 

Y hablando de grafitis, me hace mucha gracia eso de "Encuentro" y "Desencuentro", es más original que "He venido de Castellón a cagarme en la estación" y tonterías parecidas. Algún día haré una serie de fotos de los grafitis de las estaciones, que a veces hay cosas muy chulas. Os pongo algunas fotos, y por cierto, no lo he dicho antes, junto a la Cascante encuentro también la antigua estación del tren de vía estrecha, que está totalmente restaurada y supongo que se utiliza como vivienda privada. Sé que en Malón también se conserva la estación de vía estrecha y me parece estupendo poder tener las dos juntas, y comparar su tipología y tamaño.


Estación de Cascante.











Estación de Murchante.