LA ROBLA, antes de la tormenta...
No puedo hacer más fotos porque la tormenta que nos persigue desde que hemos empezado a subir el puerto ha cruzado al otro lado y está sobre nosotros. Se pone a llover furiosamente y corro a refugiarme al coche. Toca volver a Oviedo porque ya es tarde y tenemos que pasar otra vez por Pajares, un puerto impresionante pero peligroso, y más con niebla y lluvia. Me quedo con ganas de más, claro, por supuesto. Es un paisaje triste y desolado, pero con una historia muy importante detrás: aquí nació uno de los ferrocarriles de vía estrecha más largos, más hermosos y más importantes para las gentes que vivían cerca de él. De hecho, el Norte de España dependía de este y otros ferrocarriles mineros, que daban trabajo y traían los materiales (carbón sobre todo) que permitían funcionar a las enormes industrias de la zona. Ahora lo único que queda es un pequeño tren de pasajeros que no pasa por aquí, de manera que ya nadie se acuerda de esta estación, o casi nadie...