sábado, 22 de agosto de 2020

 


Ferrocarril Santander-Mediterráneo. Nueva Ampliación. Estación de Cervera de la Cañada.

 

No hace falta que os diga cuanto me gusta este ferrocarril. Fue una verdadera lástima que no llegara a montarme en él. Cuando empecé a viajar por mi cuenta en los trenes españoles, ya lo habían quitado. Un poco antes y me hubiera dado tiempo, pero así son las cosas. Lo conocí en los mapas, claro, porque yo era un niño que miraba los mapas escolares, y sobre todo me gustaban los atlas que había en casa de mis padres. Y las enciclopedias, porque entonces uno miraba las enciclopedias y en sus fotos, que había muchas, a veces salían trenes. Y eran trenes que no conocía. En una enciclopedia vi por primera vez una foto del ferrocarril de cremallera de Nuria. Y esa foto, unas montañas impresionantes con un montón de túneles, fue como ver una foto de un tren subiendo al Himalaya. Para mí los Pirineos estaban tan lejos y eran tan desconocidos y fascinantes como ir a la india a coger el tren de vía estrecha de Darjeeling. Y lo mismo me pasaba con Soria, con Burgos, con Santander, cuando miraba los mapas y seguía con la vista esa línea negra que subía desde Teruel todo recto. Atravesaba muchos colores, y yo ya sabía que esos colores eran el relieve. Que el color iba cambiando a medida que el tren iba subiendo las montañas y las mesetas. Y yo quería ver esas montañas y esas mesetas y quería montar en ese tren. No pude hacerlo. Lo he hecho con otros, como el que me llevó de Castejón hasta Soria, en un viaje increíble del que ya he hablado y del que supongo que hablaré más otro día, porque aún quedan cosas por contar.  

 

Pero por suerte he podido coger el coche y subir desde Calatayud por la nacional y ir viendo los restos del tren que siempre van muy cerca de la carretera hasta llegar a Soria. Y he podido fotografiar sus estaciones, las que quedan, que son, afortunadamente, casi todas. La de Cervera de la Cañada la había pasado por alto porque erróneamente creí que también la habían demolido, pero no, resulta que la que habían demolido era solo la de Villarroya de la Sierra. Es una pena que tiren una estación, porque lo que hay ahí desaparece con ella. Quedan los recuerdos de los que la usaron, pero esas personas se hacen mayores y olvidan, y todo lo que sabían del tren, todo lo que vivieron, todo eso se suele perder con ellos (a no ser que alguien se moleste en escribirlo...). Bueno, no nos pongamos muy serios. La cuestión es que descubrí que la de Cervera de la Cañada aún estaba en pie, y aunque este agosto estoy viajando muy poco, por motivos más que evidentes, me las he apañado para poder hacerle una visita que inevitablemente ha tendido que ser muy rápida, porque era un viaje de ida y vuelta en un día. Al final la paliza de coche (desde Valencia) ha merecido la pena. O eso creo yo. Aquí os dejo unas fotos...

 

 






 


 

























 

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