lunes, 12 de octubre de 2020

 



Primeros de otoño en Castilla la Vieja, primera parte.



Ya he hablado antes del Valladolid-Ariza. Hacía dos años que no pasaba por Soria y tres años que no llegaba hasta Valladolid. Así que en un largo día de viaje, salgo de Valencia y voy hasta Almazán, donde sé que está la estación restaurada y utilizada como casa rural. También sé que han quitado las vías, y puedo ver que la destrucción ha llegado hasta casi la estación de Barca, y digo "casi" porque para mi sorpresa la estación está como estaba hace dos años, lo único que han hecho ha sido tapiar las puertas. Lo demás está igual y sigue siendo una estación muy bonita, en un entorno muy hermoso.









Continuo camino hasta la siguiente, la de Rebollo de Duero, que hasta ahora no había fotografiado. Está muy escondida, entre un frondoso bosquecillo, en medio del valle pero sin camino claro de entrada, tengo que parar el coche donde puedo y dar la vuelta porque como pasa muchas veces, me he pasado el desvío, que no tiene señal ninguna y es otro más de los caminos de tierra que hay por la zona. Luego resulta que la estación es propiedad privada, y está en buen estado de conservación. Hago algunas fotos de los alrededores, porque siempre prefiero ver una vía llena de matorrales que una limpia "vía verde" (manías que tiene uno...) y continuo sin parar hasta Berlanga de Duero. Está estación también la fotografíe hace dos años. Y está igual. Lo único es que ahora la valla de madera está en el suelo, con lo cual es mucho más fácil entrar de lo que ya era. Pese a todo intento no pasar dentro, que siempre que puedo evito meterme en propiedades privadas, aunque en este caso todo está bastante abandonado, si bien hay un cártel que indica que la estación tiene alarma (o al menos eso pone...). Es una estación que pese a todo se mantiene muy esbelta y elegante.
























Como se me hace tarde, tengo que saltarme la de San Esteban de Górmaz, que hace dos años estaba como la de Berlanga: propiedad privada, pero sin ninguna o muy poca vigilancia y sin valla metálica, es decir que se puede llegar hasta la misma estación sin problemas. Y en un estado de aparente abandono o por lo menos no se ve que tenga ninguna actividad reciente, ni como casa particular ni como otra cosa. Bueno, así estaba hace dos años... Es una pena, pero tengo que llegar a Peñafiel antes de quedarme sin luz...



























Y la de Peñafiel, que aún no había fotografiado porque había pasado hace 3 años camino de Valladolid pero no había podido parar, la verdad es que no me decepciona para nada. Es un sitio magnífico, ferroviariamente hablando, la estación está en muy buen estado, aunque abandonada, y los alrededores son como uno espera encontrar en una estación abandonada, con las vías entre la maleza, pero además tiene dos depósitos de agua estupendos, además de otros elementos, las farolas, por ejemplo, que tienen una decoración muy delicada, lo cual demuestra el interés y el cuidado que tenían antes en todo, incluso en una "simple" farola. 

Y bueno, la noche llega y ya no puedo seguir haciendo fotos... Mañana más...






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